Como Colectivo Feminista Revolucionario nos unimos a las voces críticas y de repulsa a la visita del Papa este fin de semana a Barcelona y a Santiago.
Una vez más, alzamos nuestra voz ante quien representa a una Iglesia Católica que a lo largo de los años ha significado y sigue haciéndolo, un concentrado de opresión para las mujeres y toda la humanidad.
Denunciamos una vez más la nueva cruzada que la Iglesia española está conduciendo en estas tierras contra la libre elección de las mujeres sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas, convocando manifestaciones en las que se nos llama asesinas; denunciamos su discurso homofóbico, recrudecido desde que se ha hecho firme la posibilidad de que personas del mismo sexo contraigan matrimonio; denunciamos su doble moral y tibieza en la condena a los pedófilos que llenan sus filas; denunciamos su negativa al uso del preservativo, aún cuando en tantos lugares es el único modo de combatir el SIDA. De todo ello Ratzinger es la punta de lanza, y como tal será recibido por los miles que defienden los valores más reaccionarios.
Como mujeres comprometidas con la liberación de nuestro género y de toda la humanidad, expresamos nuestra repulsa a esta persona y la institución que representa, que trata de imponernos su ética en nombre del bien y la justicia, mientras seguimos afirmando nuestra autodeterminación como género, la libertad para decidir sobre nuestra sexualidad, sobre si ser madres o no serlo, el bienestar y la felicidad de todos los niñas y niñas, lejos de los abusos de los que hipócritamente se definen pastores de sus almas.
Una vez más, alzamos nuestra voz ante quien representa a una Iglesia Católica que a lo largo de los años ha significado y sigue haciéndolo, un concentrado de opresión para las mujeres y toda la humanidad.
Denunciamos una vez más la nueva cruzada que la Iglesia española está conduciendo en estas tierras contra la libre elección de las mujeres sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas, convocando manifestaciones en las que se nos llama asesinas; denunciamos su discurso homofóbico, recrudecido desde que se ha hecho firme la posibilidad de que personas del mismo sexo contraigan matrimonio; denunciamos su doble moral y tibieza en la condena a los pedófilos que llenan sus filas; denunciamos su negativa al uso del preservativo, aún cuando en tantos lugares es el único modo de combatir el SIDA. De todo ello Ratzinger es la punta de lanza, y como tal será recibido por los miles que defienden los valores más reaccionarios.
Como mujeres comprometidas con la liberación de nuestro género y de toda la humanidad, expresamos nuestra repulsa a esta persona y la institución que representa, que trata de imponernos su ética en nombre del bien y la justicia, mientras seguimos afirmando nuestra autodeterminación como género, la libertad para decidir sobre nuestra sexualidad, sobre si ser madres o no serlo, el bienestar y la felicidad de todos los niñas y niñas, lejos de los abusos de los que hipócritamente se definen pastores de sus almas.
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