Toma de posición sobre la represión católica en la universidad

Desde el Colectivo Feminista Revolucionario queremos denunciar la represión a la que están siendo sometidos y sometidas los y las estudiantes que realizaron una “acción” en la capilla de la facultad de Psicología de la UCM, cinco de los cuales fueron detenidos en sus casas el pasado viernes para prestar declaración, y para los que exigimos la libertad sin cargos. Así mismo, solidarizamos con Contrapoder y RQTR, asociaciones de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología a las que pertenecían y que están siendo criminalizadas, y con UHP y Luna Nueva, de Geografía e Historia que el viernes pasado sufrieron la agresión de un grupo de personas que se ha reivindicado de “Acción católica” que irrumpieron en la facultad para arrancar carteles de estas asociaciones en apoyo a dicha acción.
Compartiendo la crítica por el discurso patriarcal de la Iglesia y la necesidad desde el feminismo de contrastarlo, queremos expresar nuestra distancia con esta “acción”, al no sentirnos reconocidas en la lógica que la inspira, que bajo nuestro punto de vista es minoritaria y dirigida más a los poderes eclesiales mismos que a suscitar el protagonismo de las mujeres. No nos interesa lo que la Iglesia piense de nuestras consignas; sabemos lo que piensa y cómo va a reaccionar ante nuestra afirmación de la libertad. Nos interesa lo que piensan las mujeres, creyentes y no creyentes en dios, con quienes poder retomar la construcción de un movimiento feminista amplio y plural, acomunado en lo esencial, algo a construir tenaz y pacientemente. Denunciando como siempre hemos hecho la hipocresía, homofobia y misoginia de la Iglesia, afirmamos que lo que nos interesa es cuánto su discurso cala en las conciencias, en primer lugar de las mujeres, que somos las únicas posibles protagonistas de nuestra liberación.
Al mismo tiempo expresamos nuestro desacuerdo con reducir la crítica a la Iglesia patriarcal a la defensa de un Estado laico, también patriarcal bajo nuestro punto de vista. No podemos olvidar que el mismo Estado laico que se reivindica es el que establece cuándo las mujeres somos asesinas poniendo límites a nuestra libre decisión sobre nuestro cuerpo, el mismo Estado que trata de presentarse como amigo de las mujeres permitiendo y fomentando nuestra entrada en los ámbitos de poder opresivo. No podemos olvidar que en nombre del laicismo se ha llegado a prohibir a jóvenes mujeres llevar el hiyab en la escuela, reproduciendo la misma lógica de quienes en nombre de la religión les obligan a llevarlo.
Las personas podemos cambiar, las instituciones opresivas no, son irreformables en su esencia. Por eso para nosotras, feministas revolucionarias, la afirmación contra el patriarcado pasa por tratar de construir conciencia, de crear relaciones y tejido solidario, revolucionando la vida, en primer lugar la nuestra.