El pasado día de Reyes se me atragantó el roscón. Y no es
una forma de hablar. Desde el sofá de mi casa vi en el telediario un fragmento
de un vídeo en el que un chico joven, un violador para ir concretando,
alardeaba de todas las vejaciones a las que él y sus amigotes habían sometido a
una chica en una noche de “fiesta”. No solo eso, también tuve que ver una
fotografía en la que los sádicos muchachos mostraban a su víctima como un
trofeo de cacería. La imagen esta distorsionada, como distorsionada está la
información que nos llega del suceso.
Me sobrepongo del shock. Busco la noticia en internet para
lograr entender algo de lo que acabo de ver. Otra vez las imágenes y ahora escucho
la terrible narración. Al parecer una joven de 17 años del pueblo Steubenville,
Ohio, el pasado mes de agosto fue secuestrada, drogada hasta perder la
conciencia y violada de forma colectiva y reiterada por un grupo de jóvenes del
mismo pueblo. Una vez usada la dejaron tirada en la puerta de la casa de sus padres.
Disfrutar con el sufrimiento ajeno debía ser considerado por ellos el merecido
premio por ser quienes eran: lo héroes del equipo de futbol juvenil de la
localidad, admirados como semidioses allí donde este deporte goza de un
prestigio por encima de cualquier otra actividad colectiva. Pero no debió
parecerles suficiente, querían compartirlo con los demás, hacer partícipe al
resto del mundo su gran hazaña y durante horas las imágenes de la “cacería” y
los comentarios de los violadores mofándose de su víctima estuvieron circulando
por las redes sociales.
Ya se ha formado el torbellino en mi cabeza, ¿cómo es
posible que no nos hayamos enterado de esto? En los últimos días son constantes
las noticias sobre violaciones a mujeres y niñas a raíz del horrible caso de la
estudiante violada y asesinada en la India, y sobre todo es noticia
gratificante el despertar humano y el movimiento por la justicia que se ha
generado en la India. Entonces ¿por qué cuando busco noticias sobre la
violación de Ohio solo me aparecen los casos de India, el Cairo o Pakistán?
¿Por qué no hay noticias de Ohio?
Busco en los diarios digitales: Hugo Chávez en coma, Messi
gana el balón de oro, ¡Malala sale del hospital!, Berlusconi, Belfast,
Obama….nada, no sabemos qué ha pasado en Steubenville. Y lo que ha pasado es
que un grupo de hackers vinculado al grupo Anonymus ha recuperado las pruebas
que incriminan a los jóvenes futbolistas, pruebas que sospechosamente habían
desaparecido. Las ha vuelto a publicar para vergüenza de las autoridades a las
que, ya de paso, acusa de complicidad por su falta de diligencia en la
investigación. Los ciberactivistas no se han limitado a rastrear las redes y
localizar los vídeos, han salido a las calles en varias convocatorias de
manifestaciones para exigir justicia. Gracias a las movilizaciones el fiscal de
Ohio se ha comprometido a no abandonar el caso hasta que sean condenados los
culpables y el juicio se celebrará el próximo 13 de febrero.
Después de mi pequeña investigación me quedan más preguntas
que respuestas y un sabor amargo en la boca. No entiendo por qué Anonymus tuvo
que hacer el trabajo de la policía, aunque entiendo que ese es uno de los
motivos por los que apenas nos han llegado ecos de esta historia. Pero lo que
de verdad me asombra es que todas las informaciones que he encontrado ponen el
centro de la noticia en el activismo de los hackers y en el papel que han
jugado las redes sociales en lugar de hacerlo en el hecho mismo de que una
joven fue secuestrada, drogada y violada por un grupo de chicos que se sentían
tan seguros de su derecho a hacerlo como para alardear de ello en internet.
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